sábado, 5 de marzo de 2016

De la exposición "Menudo arte" en el Centro Cultural Ibercaja de Huesca.

¿Cómo atraer el público hasta el museo? Esta es la pregunta en torno a la cuál se moviliza La Institución.

El museo es algo más que el gran almacén de obras de arte, arqueológicas o de cualesquiera otra colección. Es un lugar que alberga cultura y que desea hacer útil ese conocimiento, pues solo cobra sentido cuando su influencia alcanza al espectador. 

Los niños son uno de los objetivos ¿prioritarios? a los que se intenta atraer hasta el "lugar" donde se muestran las exposiciones pues si disfrutan con esta experiencia estética la repetirán e incluso promoverán posteriores visitas con sus familiares y amigos.

Agustín Lorés ha diseñado una exposición pensando en los niños. El discurso artístico está basado en facilitar el acceso al arte conceptual, cuya lectura no siempre es fácil, adaptándola para la infancia desde las más tempranas edades.   



La exposición Menudo Arte es extremadamente interesante, por muchos motivos...  Agustín Lorés ha desarrollado la idea de "bajar" del cuadro a obras trascendentes del arte contemporáneo, dando cuerpo y vida tridimensional  a imágenes bidimensionales, acompañando a las distintas instalaciones múltiples paneles didácticos.
Instalación creada por Agustín Lorés a partir de "El Guernica" de Pablo Picasso.
¿Porqué lo ha hecho? Para desmitificar los recelos de los espectadores que no se aproximan al arte contemporáneo porque "no lo entienden" y por ese motivo deciden no entrar al museo. Con la realización de este proyecto también pone en valor el trabajo del artista, no siempre apreciado ni reconocido, por idénticos motivos.


¿Cómo lo ha conseguido? Ha utilizado recursos de animación  para "facilitar" la lectura e interpretación de las obras, hasta tal punto, que hasta un niño las pueda entender.



¿Para quién es la exposición? Pues para todo el mundo: niños, familias... para el público en general, pues Lorés a ideado la exposición de tal forma que crea, además, una situación[1] geográfica dentro de la sala de exposiciones del Centro Ibercaja de Huesca, que contiene arte y cultura, sí, pero que es especialmente amena, alegre y divertida.


Nenúfar realizado con la técnica de papiroflexia.

¿Merece la pena ir a ver exposiciones? Sin lugar a dudas, sí, y a ésta especialmente, pues en ella las grandes obras de arte, recreadas por Lorés, se pueden tocar, oler y lo que es más importante, se pueden sentir ¿Cómo? participando en las visitas guiadas que realizamos los estudiantes del Máster en Museos de la Universidad de Zaragoza, explicando todos aquellos aspectos relevantes de la obra y del artista a los niños, pongamos por caso a Touluse-Lautrec, a los que les colocamos un sombrero de copa similar al que usaba -para parecer más alto- y un bastón mientras les explicamos quién era "La Golosa" que aparece en sus famosos carteles.


Peeeeeroooooo no os voy a desvelar todas las sorpresas que aguardan (sí, a vosotros) en esta estupenda exposición, que se puede visitar en el Centro Ibercaja[2] de Huesca desde el 15 de febrero, hasta el próximo 12 de marzo de 2016.


Os garantizo que os vais a sentir comolos  protagonistas del cuento Alicia en el País de las Maravillas.


Fernández-Galiano, E. Picasso. 2015 
Mercedes Bueno Aladrén
2 de marzo de 2016



Artículo publicado en la web de Máster Museos de la Universidad de Zaragoza, disponible en: http://www.mastermuseos.es/blog/experiencias/menudo-arte/#.VtqsEQzqXZA.facebook

viernes, 4 de marzo de 2016

Del escultor y maestro Manuel Arcón

                Las formas de la vida es el nombre de la exposición de escultura del artista aragonés Manuel Arcón Pérez (Graus, Huesca, 6 de enero de 1928), cuya impronta la hayamos en todo Aragón.

                La muestra que se ha exhibido en el Museo Pablo Gargallo de Zaragoza, habiendo sido comisariada por Rafael Ordoñez, acogía un total de 44 piezas (entre originales y maquetas) de algunas de las obras monumentales que se pueden ver en la vías públicas de Zaragoza, Huesca y Teruel  desde 1989. Una retrospectiva que abarca medio siglo de oficio artístico en la que hemos podido contemplar obra de todo tipo: figurativa, constructivista, organicista, desarrollada a partir de 1980, como resultado de la experimentación que el artista realiza en cualquier materiales de diversa naturaleza: madera de nogal, de abedul, olivo, peral, escayola, arcilla, bronce, mármoles de Carrara, de Portugal y de Tortosa, en alabastro, en piedras de Calatorao, de Alicante, del Pirineo, arenisca de Salamanca e incluso escayola.

                Arcón se formó en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Zaragoza, termina de aprender "el oficio" de escultor en el taller de Félix Burriel -con el que colabora en la creación del Monumento al ahorro (1943) que corona el edificio de Paseo de Sagasta, 2 de Zaragoza-.

                Entre los años cuarenta y cincuenta trabaja por encargo realizando modelos para medallas, figuras religiosas y diversos objetos.

                Con veintidós años, en 1950, obtiene una mención honorífica en VIII Salón de Artistas Aragoneses del Ayuntamiento de Zaragoza, obteniendo una beca -escultura- de un año de duración que lo lleva a Barcelona. Allí contacta con Enric Monjó, realizando parte de la sillería del coro de Tarrasa, diseñada por este último.

                Para aproximarnos a su figura, contextualizamos históricamente a Manuel Arcón en la España de posguerra de la que Arcón no emigra, permanece en Zaragoza donde se establece, se casa, tiene hijos y monta un taller -cerrado a día de hoy- en la calle Monzón.

                Es en los años sesenta se produce el despegue de su carrera con la realización de una talla en madera de su primer paso procesional La Eucaristía para la localidad de Hijar (Teruel), recibiendo a partir de entonces numerosos encargos de figuras religiosas para iglesias.

                Los encargos religiosos continúan a lo largo de los setenta, estando marcados por la figuración, aunque ya se empieza a observar un cierto proceso de cambio parejo a los que se producen en aspectos políticos, sociales, culturales y artísticos. El punto de inflexión en su carrera puede estar marcado por el encargo monumental que recibe en 1973: una imponente figura de Santiago Apóstol, para la iglesia del mismo nombre en Huesca, de cuatro metros y medio de altura, vigoroso, geométrico, sintético y rotundo, expresionista en algunos aspectos.

                En los ochenta alcanza su consolidación artística con la figuración en la creación de unos voluminosos desnudos femeninos; comienza a trabajar en obra no figurativa, investigando incansablemente, sintetizando y depurando la forma y movimiento.

                En el blog de Gonzalo Bujeda averiguamos, a través del relato que hace de sus conversaciones con el artista, que reverencia a Goya y que en su clausurado taller se amontonan revistas bajo el polvo, en las que intuimos que estudiaría las obras de la modernidad, inspirándole en su  propia creación: Henry Moore, Oteiza... y tantos otros. Por el mismo conducto conocemos su admiración por el escultor Aristide Maillol y de Pablo Gargallo: "muy pocos han sabido trabajar y dominar al hierro".

                La influencia del maestro, que nunca lo quiso ser, trasciende en otros artistas como Alberto Gómez Ascaso y Luis Hinojosa.

                A la experimentación citada se une al gusto por la captura del detalle, muy fácil apreciar en la pasada exposición Las formas de la vida, tanto el humano (Yo no he tenido modelos, sólo he observado mucho el natural... las personas, los miembros, la anatomía...) como en "lo textil" de los trajes de las esculturas de escayola del cineasta Eduardo Jimeno Correas (1996), o en la del Homenaje a Nicanor Villalta (1998). Y si por el tratamiento de las formas -Monumento a la Semana Santa, 2009- le señalan como discípulo del Renacimiento, la contemplación del busto de mármol de Carrara, Penélope, 1956 le relacionan con la más pura tradición clásica helenística pero también hasta la modernidad con Ideal Head, 1910-1911, de Elie Nadelman.

                Detallamos algunas identificaciones que apreciamos con otros artistas que sitúan a Manuel Arcón como a un maestro consumado conocedor de la modernidad de su tiempo, que hasta ahora no ha sido enmarcado en ningún ismo: la escultura Figura femenina, 1982, con la de Jorge Oteiza Unidad triple y liviana, 1950. Módulo de agua, 1989 de Arcón con Small brown complex5 2_14_09 shot de Eduardo Chillida. Descanso (1983) con Figura reclinada (1938) de Henry Moore.

                La escultura El esfuerzo, 1988 de Manuel Arcón (según Ricardo García Prats, el último maestro de las formas) dialoga con la escultura El hortelano de San Julián, 2013, del artista residente en Teruel, Hugo Casanova.

            No han sido muchas las exposiciones del octogenario artista, quizá porque su obra se encuentra instalada y dispersa en el más abierto y democrático de los museos: la vía pública, acompañando en su devenir al individuo por doquier, en calles y plazas, más allá del acotamiento entre claustrofóbicos muros.

                La obra de Manuel Arcón parece evolucionar hacia la juventud, como viene a suceder en la película El extraño caso de Benjamín Button, 2008. Así nos lo sugiere la escultura que presentó en Expo Agua, Adolescente, 2008. Y la escultura en bronce, ubicada en Alcañiz (Teruel)  titulada Canto a la vida, 1989 (de la serie Volúmenes humanos) es metáfora en sí misma, metáfora de un discurso artístico ejemplar.

                Por todo ello les sugiero que, además de visitar exposiciones, miren (cuando caminen por la calle) y abran su mirada dando cabida al descubrimiento que, en forma de arte y de escultura concretamente les puede asaltar al doblar cualquier esquina.

Arcón, M. Módulo de agua. 1989. Mármol de Carrara. 100 x 100 x 100 cm.


Arcón, M. El esfuerzo. Escultura. 1988. Piedra de Calatorao. 106 x 53 x 36 cm.

                           
Arcón, M. Figura femenina 1982. Piedra de Calatorao 45 x 11 x 85 cm           

Crucifijo.
Arcón, M. Descanso. 1983. Escultura. Madera de abedul. 15x53x21 cm.




 
Homenaje a Nicanor Villalta (1998)

Eduardo Jimeno Correas (filmando "La salida de misa de 12 del Pilar"). 1996. Escultura. Escayola patinada.

Arcón, M. Santiago Apóstol. Escultura. 450 cm.